La instalación de un sistema de calefacción central requiere el uso de radiadores de agua caliente. Este tipo de radiadores utiliza un fluido transmisor térmico, el agua, que circula por su interior para ir liberando su calor. El agua se calienta previamente con ayuda de una caldera —de gas, de leña o de aceite—, de una bomba de calor o de placas solares. A continuación, se distribuye a cada uno de los aparatos, que irradian el calor en la estancia donde se encuentran.
Para elegir el radiador más adecuado, habrá que atender a las particularidades y la intensidad de uso de cada habitación. Es importante saber en qué habitaciones se requiere un buen confort térmico. Las zonas de paso o las habitaciones poco utilizadas requieren menos calefacción. Los baños tienen necesidades específicas, entre ellas los toalleros, y requieren un mayor nivel de calefacción que cualquier otra habitación de la casa. Para identificar el tipo de radiador idóneo, se deberán tener en cuenta los siguientes parámetros:
- El tipo de habitación.
- La superficie de la habitación.
- El estilo de vida.
Existen dos tipos de radiadores de agua caliente: un modelo de baja temperatura y otro de alta temperatura. Los modelos de alta temperatura utilizan agua a entre 70 °C y 90 °C y suelen ser más baratos que los modelos de baja temperatura. No obstante, reducen el rendimiento de las calderas de baja temperatura. Los modelos de baja temperatura utilizan agua a 45 °C y 50 °C y son más eficientes energéticamente porque requieren un menor esfuerzo de la caldera.
Se pueden instalar en cualquier habitación: en el salón, el dormitorio, el despacho e incluso el baño.